De los Artistas, un gran porcentaje son absolutamente
inmorales; otro porcentaje, si no es plenamente inmoral, sí convive sin
protesta alguna con toda inmoralidad e impiedad, y al público lo hacen convivir
hasta con los asquerosos homosexuales. Aquello es un "totum
revolutum" en que todos consiguen sus objetivos sin arte y sin pudor. Y es frecuente escucharles
barrabasadas como las siguientes:
"Yo seré muy "sexy",
pero amo a Dios". ¿Qué entenderá esta "muy sexy" por el amor a Dios?
Un cantante español, muy conocido por su estilo afrancesado y por su vida tan
corrupta que ha llegado a declarar que ya se acercaba al amor número mil, dice
ahora, en una revista, que no es pecado ser homosexual, aunque él no lo es.
¿Sabrá este pobre hombre lo que es el amor y lo que es el pecado?
Anda por ahí una desnudista, inmoral hasta decir basta,
diciendo que ella encomienda toda su vida al Sagrado Corazón de Jesús. ¡Acabáramos!
Si el Sagrado Corazón de Jesús no es un amuleto: en su realidad teológica es el
amor infinito del Verbo Encarnado, que se duele de los pecados de los hombres y
busca amor y reparación de las almas inocentes, o convertidas por su gracia en
humildes penitentes. Todos estos "Personajes" - entre cientos -
actúan en cine, teatro y televisión, recorren el mundo con sus falsos criterios
y, así van inundando a la humanidad de todas sus malsanas ideas y de su escandalosa
vida, dejando huella imborrable en este pueblo neopagano, que los constituye en
sus falsos idolillos.
d) Y, ¿qué diremos de las canciones excitantes, morbosas e insulsas
con música nacida aquí, pero con inspiración importada? Amén del lodo podrido y
sacrílego que nos inunda y que es traído de otros países, sobre todo de cierto
País que se dice a sí mismo super desarrollado, pero que exporta sus
degradantes ritmos compuestos de sonidos estridentes que deforman el buen gusto
y hacen piedra el corazón, manifestando así su incultura, su inmoralidad y su
impiedad.
e) El cine con sus películas plenas y constantes de temas
escabrosos: sexo hasta contra la misma naturaleza, escuela de crimen y de toda
clase de inmoralidades a donde el público no va a divertirse, sino a dar rienda
suelta a sus pasiones, a perder valores y principios, y a substituirlos por los
tres tan trillados: Poder, placer y dinero, y para logrado, todo se da por válido.
Todas estas películas, no sólo pueden verse en las salas cinematográficas, sino
tranquilamente en el "santuario del hogar" donde jamás falta una
televisión, una videocasetera, un radio...
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