martes, 30 de junio de 2015

Los Nuevos Valores Poder, PLACER Y dInero(cont.)

¿Qué esposa abnegada y femenina sufre la soledad, la tristeza en unión con Jesús Sacramentado para alcanzar la salvación eterna de su esposo? Al hablar de abnegación no me refiero a la complicidad que, algunas por cobardía, guardan con el Esposo. El Matrimonio es y será un Sacramento, pero ambos cónyuges han perdido el sentido de la Redención.

Ahora, ¿quién es aquel que no sólo pide dádivas a Dios, sino también le obsequia y le regala? ¿Quién tiembla ante el dolor de mirar ofendido a Jesús Crucificado? ¿Quién dobla la rodilla al oír el Nombre de Jesús, cuando pasando ante el Sagrario donde está Cristo con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad, no se enteran de su presencia y si acaso le hacen una simple reverencia en lugar de una genuflexión y se atreve a comulgar sin confesarse y en la mano?
¿Quién vive consciente de que Dios está en todas partes por esencia, presencia y potencia? Pocos, pues ha de ser horrible cometer infames acciones en la presencia del mismo Dios. ¿Quién busca la Gracia Santificante, alma del catolicismo y abraza así la realidad de la Inhabitación de la Santísima Trinidad en su alma? Quiera Dios que aún haya muchas almas amantes de Dios, y no hayan suplido al HOMBRE-DIOS del Cielo por el hombre-dios de la tierra.

La vocación Universal de la raza humana consiste en glorificar a Dios y lograr así la felicidad en el tiempo, en sentido real, siempre proyectando la vida hacia la Felicidad Eterna que es la contemplación y posesión de Dios.

Alma, seas hombre o mujer, joven, adulta, madura, anciana, recuerda que eres templo del Espíritu Santo y que fuiste creada para glorificar a Dios y salvarte, no te integres a la masa del neopaganismo que nos inunda, el cual se disfraza de liberalidad y religión; vive el catolicismo con sus auténticos valores doctrinales, morales y del Culto. Sé fuerte, sé grande, sé diferente. No te masifiques ni te mezcles con la impiedad y las malas costumbres.


Todos estos males sólo se remediarán con la oración; la oración nos alcanzará luz para ver con claridad, fortaleza para emprender un nuevo camino sin respetos humanos y ahuyentará al demonio del crimen, del asalto, de la lujuria.

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