INTRODUCCIÓN A LA ENCÍCLICA “MORTALIUM ANIMOS”
La
vida presente hemos de tomarla con responsabilidad, y esa responsabilidad,
consiste en conocer mi origen, mi fin y el camino inspirado por Dios para
lograr mi felicidad eterna. Sólo una vez hemos de pasar por este valle y, sólo
una vez tendremos que dar cuenta a Nuestro Señor Jesucristo de la flojedad,
indiferencia o interés que tuvimos para cumplir la Voluntad de Dios.
El día que
lleguemos al juicio particular, le diremos a Dios: “Es que no sabía Señor” “y,
¿Por qué no sabías? Dejé una Doctrina, una regla de conducta y un conjunto de
verdades para que iluminaran tu Fe y alcanzaras lo encomendado”.
Católico: no
podremos decirle a Nuestro Señor que no sabíamos: nacimos como mexicanos, al
calor de la Santísima Virgen María y, en el andar de los tiempos, se nos ha dado
la oportunidad de conocer la Revelación Divina, la Santa Misa, los Sacramentos,
la Gracia. Además de predicaciones, enseñanzas catequéticas, conversaciones
ilustrativas y, ahora el internet que, aunque inundado en gran parte de basura
y lodo, tiene en su haber enseñanzas muy buenas que encontramos de labios de Sacerdotes
y de Santas opiniones de seglares.
Procura ir
meditando esta preciosa Encíclica de Su Santidad Pío XI (a esto llamamos
Magisterio Eclesiástico).
Seguiré los
domingos con la Encíclica del Papa Pío XI Casti Connubii y los miércoles, también del
Papa Pío XI, la Encíclica Mortalium Animos.
ENCÍCLICA
“MORTALIUM ANIMOS”
DEL PAPA PÍO XI
(acerca de cómo se ha de fomentar la
verdadera unidad religiosa)
6 DE ENERO DE 1928
1.Ansia Universal de Paz y Fraternidad. Nunca quizá como en los
actuales tiempos se ha apoderado del corazón de todos los hombres un tan
vehemente deseo de fortalecer y aplicar al bien común de la sociedad humana los
vínculos de fraternidad que, en virtud de nuestro común origen y naturaleza nos
unen y enlazan a unos con otros.
Porque no gozando todavía las
naciones plenamente de los dones de la paz, antes al contrario, estallando en
varias partes discordias nuevas y antiguas, en forma de sediciones y luchas
civiles y no pudiéndose además dimitir las controversias, arto numerosas,
acerca de la tranquilidad y prosperidad de los pueblos sin que intervengan en
el esfuerzo y la acción concordes de aquellos que gobiernan los estados, y
dirigen y fomentan sus intereses, fácilmente se hecha de ver -mucho más
conviniendo todos en la unidad del género humano-, porqué son tantos los que
anhelan ver a las naciones cada vez más unidas entre sí por esta fraternidad
universal .
COMENTARIO
Esta interesante Encíclica del Papa Pío XI,
escrita el 6 de enero de 1928, está pisando no sólo otra época histórica, sino,
de la misma manera, otro espíritu cristiano; sin embargo, los gobernantes, que
nunca cambian y cuya finalidad es el poder, el dominio, el dinero y en otros,
los más débiles, el servilismo hacia los grandes; sí podemos decir que son los
mismos del momento presente.
En cambio, al mundo de hoy, en una
palabra, en cuanto a la Caridad, no le importa en lo absoluto la fraternidad, sólo
le interesa su ego y lo que le pertenece; por otro lado, la diferencia moral y
religiosa del actual cristiano, no lo invita a una fraternidad universal.
2.La Fraternidad en Religión. Congresos Ecuménicos. Cosa muy parecida
se esfuerzan algunos por conseguir en lo que toca a la ordenación de la nueva
ley promulgada por Jesucristo Nuestro Señor. Convencidos de que son rarísimos
los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ella
esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de
otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la Profesión de
algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal
fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no
escaso número de oyentes, e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a
infieles de todo género, a cristianos y hasta aquellos que apostataron
miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la Divinidad de su
Persona o Misión.
COMENTARIO
De este número dos, bástenos considerar la
antigüedad con que ya se pretende asociar el error con la mentira en pos de una
falsa unidad. Con razón a estas alturas vivimos un sincretismo y pluralismo
religioso. Reflexionemos igualmente, cómo el Santo Padre Pío XI se adhiere, sin
reserva, a la Única Verdad: “Cristo y su Doctrina y no puede haber otra forma
de actuar o pensar en aras de una pretendida bondad”. Para amarnos mutuamente,
tenemos que identificarnos en nuestras mutuas convicciones, y cuando la verdad
es fundamental, ¡Qué digo! Esencial, es imposible entenderse el error y la
Verdad.
3.Los Católicos no pueden aprobarlo. Tales tentativas no pueden, de
ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, porque están fundadas en
la falsa opinión de los que piensan que todas la Religiones son, con poca
diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos
demuestran y significan igualmente el ingenito y nativo sentimiento con que
somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.
Cuantos sustentan esta
opinión, no solo yerran y se engañan, sino también rechazan la Verdadera
Religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco viene a parar al
naturalismo y ateísmo; de donde claramente, se sigue que, cuanto se adhieren a
tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la Religión Revelada por
Dios.
COMENTARIO
Despertemos a la Verdadera Fe, para
entender con claridad los conceptos fundados en la Única y Verdadera Religión, que proclama este gran Papa y, veamos como el católico y no católico, desde que ha
escuchado el slogan “todas las religiones son buenas, todas nos llevan a Dios”
ha perdido no sólo la sensibilidad espiritual, sino la seguridad, la firmeza,
traicionando la verdad y viviendo liberalmente en pésimas costumbres
naturalistas, ateístas y teístas, con un falso teísmo. Hoy, sería difícil
encontrar un niño Santo que, luchando por la verdad, fuera torturado y perdiera
la vida.
4.Otro error. – La unión de todos los cristianos. - Argumentos
falaces. Pero donde con falaz apariencia de bien se engañan más fácilmente
algunos, es cuando se trata de fomentar la unión de todos los cristianos. ¿Acaso
no es justo -suele repetirse- y no es hasta conforme con el deber, que cuantos invocan el Nombre de Cristo se abstengan de mutuas recriminaciones, y se unan
por fin un día con vínculos de mutua caridad? ¿Y quién se atreverá a
decir que ama a Jesucristo, sino procura con todas sus fuerzas realizar los
deseos que Él manifestó al rogar a su Padre que sus discípulos fuesen una sola
cosa? Y el mismo Jesucristo ¿Por ventura no quiso que sus discípulos se
distinguiesen y diferenciasen de los demás por este rasgo y señal de amor
mutuo: en esto conocerán todos que son mis discípulos, en que os améis los unos
a los otros? ¡Ojalá –añaden- fuesen una sola cosa todos los cristianos!
MUCHO MÁS PODRÍAN HACER PARA RECHAZAR LA
PESTE DE LA IMPIEDAD, QUE, DESLIZÁNDOSE Y EXTENDIÉNDOSE CADA VEZ MÁS, AMENAZA
DEBILITAR EL EVANGELIO.
COMENTARIO
No sólo, asoma la cola el diablo, sino que
presenta su atrevimiento y audacia a través de los traidores que citan textos
de la Sagrada Escritura y, las mismas palabras de Jesucristo, para confundir al
mundo y enseñar un falso cristianismo. Meditemos cada párrafo de esta Encíclica
que, además de ser un tesoro para la Fe, es un gran estímulo para seguir
luchando por la Única Verdad, “La Verdad de Jesucristo”. Bendito sea Su
Santidad Pío XI que nos deja esta preciosa Encíclica, que nos da ánimo en tan
graves momentos.
5.Debajo de esos argumentos se oculta un error gravísimo. Estos y
otros argumentos parecidos divulgan y difunden los llamados “Pan-cristianos”;
los cuales, lejos de ser pocos en número han llegado a formar legiones y a
agruparse en asociaciones ampliamente extendidas, bajo la dirección, las más de
ellas, de hombres católicos, aunque discordes entre sí en materia de Fe.
COMENTARIO
En aquel tiempo, según el comentario del
Santo Padre, eran muchos y guiados por los mismos católicos que, a mi parecer,
ya eran infiltrados y enemigos de la Fe. Pero, ahora, ¿Qué diremos? Hoy no son
muchos, hoy son masas y mientras los enemigos promueven por abajo y por encima
una peligrosa unidad de los cristianos, los cristianos desinformados,
ignorantes y, sobre todo sin un verdadero espíritu católico, pues ya hace mucho
que transitan en la ambigüedad, van felices aceptando la unión de doctrinas, las
cuales es imposible identificar y menos que haya identidad.
Sor Clotilde
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