miércoles, 30 de agosto de 2017

"La Santa Misa: La fuerza de la Gracia por la Misa"





LA SANTA MISA

La Fuerza de la Gracia por la Santa Misa.








“El Archiduque  Francisco Fernando Príncipe de Austria iba a Berlín para ser padrino de Bautismo del cuatro hijo del Príncipe heredero de Alemania. En esta ocasión se dio el siguiente hecho característico y edificante:
EL Archiduque había partido de Viena el sábado por la tarde y, debía llegar a Berlín el domingo hasta las 11:00 de la mañana.

Al tiempo de partir, el Príncipe telegrafió al emperador Guillermo, rogándole que no le hiciese en la estación recepción oficial porque la Misa última en Santa Eduwiges era a las 11:30 de la mañana y no llegaría a tiempo sí se detenía.

El servicio de honor fue, pues, revocado, y el Emperador fue únicamente acompañado del Príncipe heredero y de los respectivos ayudantes de campo, a recibir al huésped Austríaco en la estación de donde se fue aquel directamente en automóvil a Santa Eduwiges.

¿Cómo deben avergonzarse los que pierden la Misa Dominical por fútiles y tontos motivos? (del libro “El Mayor Tesoro”).”

Otra Gracia de la Santa Misa:

 “El celebrante Padre Lacordaire, el más famoso conferencista francés, muerto en 1864, cuenta que un Príncipe Polaco, incrédulo y materialista había escrito un libro contra la inmortalidad del alma. Redactaba para darlos a la imprenta, cuando un día paseando en su jardín, encontró a una señora que echándose a sus pies le dice:
¡Ah, mi buen Príncipe! Mi marido ha muerto…su alma estará en el Purgatorio, donde sufrirá, y yo soy tan pobre que ni siquiera puedo dar lo suficiente para celebrar una Misa de Difuntos… tened la bondad de ayudarme a favor de mi marido. Saca el príncipe una moneda de oro y se la da.  La señora contentísima, ocurre a la Iglesia y manda celebrar Misas por su marido.

Cinco días después estaba el Príncipe leyendo en su estudio, cuando, levantando los ojos, vio a dos pasos de él a un buen hombre vestido como los aldeanos del país, -Príncipe- le dijo el desconocido, vengo a darle las gracias, soy el marido de aquella pobre señora que os rogaba a pocos días le diera una limosna para hacer celebrar la Santa Misa por mi alma. Esta caridad ha sido grata a Dios, y Él me ha permitido venir a darle las gracias". (del Libro “El Mayor Tesoro”).   

Sor Clotilde

No hay comentarios:

Publicar un comentario